Consultas

A través de los años, y del intercambio con muchos colegas, he comprobado que hay muchas personas que desean consultar algún aspecto de su problemática y tienen miedo de hacerlo, muchas veces por desconocimiento y otras por temor.

El desconocimiento se basa en la creencia que la persona a la que van a consultar con sólo verla ya va a saber todo lo que le sucede, hasta lo que no quiere! Muchas veces, en alguna reunión o cumpleaños, alguien enterado de mi profesión me ha dicho: Te puedo hacer una pregunta?, aunque supongo que vos ya debés saber todo lo que me pasa!

Ante mi respuesta de: No tengo la menor idea! se quedan sorprendidos y es ahí dónde preguntan de qué se trata, no antes!

La gente creerá que somos aparatos que se enchufan a la corriente y comienzan a funcionar? No nos olvidemos que esos aparatos para funcionar se deben conectar al generador de energía pero, además, deben captar la frecuencia de onda del emisor (se llame canal de tv  o emisora radial)

En el caso que nos ocupa, el profesional se debe conectar con la onda del consultante y, cuando este se retira, desconectarse para no seguir “enganchado” en su problemática; de allí que muchas veces luego de la sesión, olvide el tema tratado como forma de “protección personal”.

La cuestión del miedo muchas veces se debe a colocar todo en la misma bolsa y creer que se puede crear dependencia del profesional (tanto económica como emocional), o de alguna entidad que pueda estar dando vueltas por allí. Muchas películas dejan su marca! Jaja!

Una vez aclarados todos estos temas, habría que encarar el tema específico sobre qué buscan quienes la realizan. Dentro de las personas que quieren hacer alguna consulta encontramos varios tipos de consultantes:

  1. Quién tiene algún problema, no sabe qué camino tomar y busca alguien que lo oriente.
  2. Aquel que busca conocerse más a sí mismo y recurre a otro para que lo ayude a interpretarse y así detectar, por un lado, las falencias que no le permiten seguir adelante y, por el otro, las cosas positivas que debe remarcar para lograrlo.
  3. Individuos que quieren oír lo que ellos quieren y, cuando no lo escuchan, se enojan y dicen que el intérprete no sabe nada. Esto se da habitualmente en personas que pretenden que se les diga que tienen “un  trabajo” para justificar su inacción. Dentro de este grupo se da el caso inverso: “pseudos-profesionales” que le dicen a todos que lo tienen para tener un buen ingreso económico sin importarle el consultante.
  4. Puede haber un tercer grupo que “viene a tomar prueba” al profesional. Pero estos, habitualmente ante el costo de la consulta, son los que dicen que “los que tienen un don” no deben cobrar, pero vienen a probar si lo tienen en forma gratuita! Eso sí, si en su trabajo habitual no le pagan el sueldo son los primeros que se quejan que ellos no trabajan gratis!
Bien, si alguien está interesado y forma parte del 1º o 2º grupo, lo invito a conocer a nuestros especialistas, conformado por profesionales que a través de la realización de técnicas variadas pueden contribuir a esclarecer las dudas y orientar sobre las mejores posibilidades. Eso sí, hay que tener en cuenta que la decisión final sobre el camino a seguir, luego de conocer las probabilidades, es del consultante (libre albedrío).



Los demás grupos abstenerse. No es el lugar más adecuado para ellos.

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